• Abstracción de la información: los SGBD ahorran a
los usuarios detalles acerca del almacenamiento físico de los datos.
• Independencia: la independencia de los datos
consiste en la capacidad de modificar el esquema (físico o lógico) de una base
de datos sin tener que realizar cambios en las aplicaciones que se sirven de
ella.
• Redundancia mínima: un buen diseño de una base de
datos logrará evitar la aparición de información repetida o redundante. De
entrada, lo ideal es lograr una redundancia nula.
• Consistencia: en aquellos casos en los que no se ha
logrado esta redundancia nula, será necesario vigilar que aquella información
que aparece repetida se actualice de forma coherente, es decir, que todos los
datos repetidos se actualicen de forma simultánea.
• Seguridad: la información almacenada en una base de
datos puede llegar a tener un gran valor. Los SGBD deben garantizar que esta
información se encuentre segurizada frente a usuarios malintencionados, que
intenten leer información privilegiada; frente a ataques que deseen manipular o
destruir la información; o simplemente ante las torpezas de algún usuario
autorizado pero despistado.
• Integridad: se trata de adoptar las medidas
necesarias para garantizar la validez de los datos almacenados. Es decir, se
trata de proteger los datos ante fallos de hardware, datos introducidos por
usuarios descuidados, o cualquier otra circunstancia capaz de corromper la
información almacenada.
• Respaldo y recuperación: los SGBD deben proporcionar
una forma eficiente de realizar copias de respaldo de la información almacenada
en ellos, y de restaurar a partir de estas copias los datos que se hayan podido
perder.
• Control de la concurrencia: en la mayoría de
entornos, lo más habitual es que sean muchas las personas que acceden a una
base de datos, bien para recuperar información, bien para almacenarla. Así
pues, un SGBD debe controlar este acceso concurrente a la información, que
podría derivar en inconsistencias.
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